De madrugada y acatando todas las normas de seguridad sanitaria de los entes gubernamentales, decidí junto a un pequeño grupo de amigos ir a conocer un ave con una singular coronilla rojiza oxidada, se trata del Sabanero Rojizo o Zacatonero Canelo (Rusty Sparrow). Esta aventura nos llevaría a visitar las hermosas montañas del sur de la capital de Costa Rica, donde esta especie tiene una pequeña población residente. Curiosamente, en el territorio costarricense su distribución se limita al noroeste del país, en la Vertiente del Pacífico de la cordillera de Guanacaste, pero desde el 2005 comenzaron los reportes en la región del cantón de Acosta (Cangrejal y Chirraca) , el cual es el escenario de esta historia.

Cerca de las siete de la mañana, llegamos a la ciudad de San Ignacio de Acosta y con una sonrisa amable nuestros amigos acosteños Katherine Bonilla y Mauro Durán nos recibían en sus tierras y nos guiarían en busca de nuestra ave meta del día. Pasó poco tiempo para llegar al pueblo de Chirraca, donde nos tocaría internarnos por los caminos rurales de la comunidad y cruzar varias veces un río para encontrarnos frente a frente con los pastizales favoritos del Sabanero Rojizo. Pasaron los minutos y después de una revisión exhaustiva del hábitat no había señales del ave, por lo que Diana Alfaro, Luis Fallas, nuestros guías y mi persona decidimos seguir nuestro camino hacia una zona más boscosa para disfrutar de otras aves.

Continuando con nuestra pajareada, nos encontramos con emplumadas muy interesantes, entre ellas el melódico Soterrey Silbador (Scaly-breasted Wren), la juguetona Reinita Coronidorada (Golden-crowned Warbler) y el tímido Cucarachero Pechirrufo (Rufous-breasted Wren). Pero sin duda fue el Piquiplano Azufrado (Yellow-olive Flycatcher) el que se ganó toda nuestra atención, ya que desde un árbol se encontraba en plena labor de alimentar a sus crías, haciéndonos atestiguar un evento de historia natural muy cautivador. Ya de regreso, nuestras ganas de ver el Sabanero Rojizo volvieron, por lo que decidimos entusiastamente volver a esos pastizales por una segunda oportunidad.

¡La hora del encuentro! Apenas llegamos al punto, nos dimos a la tarea de dispersarnos y buscar meticulosamente entre los zacatales. Pasó un buen rato para que desde el fondo del camino, Mauro nos diera la añorada señal de éxito, ya que no uno sino tres individuos aparecieron en un árbol de Indio Desnudo (Bursera simaruba). Para nuestra sorpresa, se trataba de una pareja y un juvenil, este último tenía un plumaje muy diferente: pecho completamente listado, rostro más oscuro y una coronilla rojiza más pálida. Esta especie literal fue nuestra última ave del día, ya que a pocos minutos de este avistamiento comenzó a llover y tuvimos que regresar al centro de San Ignacio de Acosta.

Un momento educativo: Como lo hemos comentado a lo largo de la narrativa, el Sabanero Rojizo (Aimophila rufescens), prefiere por hábitat los potreros con árboles esparcidos y con algunos charrales densos. Este se alimenta de semillas e invertebrados pequeños que suele buscar en los suelos. Lo podemos encontrar desde México hasta Costa Rica y su estado de conservación es de preocupación menor.

Espero que la historia de esta pajareada les haya gustado, para culminar quiero agradecer a nuestros amigos Mauro y Kathy por la amabilidad y atención brindada. Sin duda, pajarear en los hermosos parajes rurales de la comunidad de Acosta es una experiencia que les recomiendo. Por último, si salen a observar aves, no olviden acatar todas las disposiciones de seguridad sanitaria de sus gobiernos.
Cuéntame, ¿Has visto al Sabanero Rojizo?